“¡Dónde iremos a parar!” Esta exclamación era proferida hace no mucho tiempo, por cualquier persona, ya de una cierta edad, ante cualquier “modernismo” que alterara el orden tradicional de las cosas. Sin embargo, hoy en día, podría ser exclamada casi a diario por personas de cualquier edad ante el aluvión de las noticias que nos llegan sobre la invasión de nuestra intimidad.
A la lectura de e-mails, espionaje del móvil, etc. que ya hemos visto, ante la cosecha de datos recolectados por empresas con el fin de conocer nuestros gustos, actitudes y actividades, se suma otra noticia que causa, si cabe, más inquietud: También nos pueden espiar en nuestra propia casa, cuando estamos tranquilamente tumbados en el sofá, sin hacer nada, dejándonos llevar por el sopor de la TV. Hasta ahora pensábamos que la invasión de la intimidad era consecutiva a acciones realizadas: escribir o recibir un email o mensaje, hacer o contestar una llamada, etc., pero no imaginábamos que estando en una actitud totalmente pasiva, derrengados en el sofá de casa, también pudieran espiarnos. ¡Y hasta qué límites!
Las “smart” TV (las televisiones “inteligentes”) tienen una serie de características que las definen como tales. Además de ver la televisión, con ellas podemos navegar por Internet, llevan incorporado Blu-Ray con los que podemos reproducir DVD de alta definición. También el sistema home cinema para ver la televisión como si estuviéramos en el cine y, por supuesto, podemos grabar y reproducir cualquier programa o película. Nos es posible navegar por internet y dejar comentarios en nuestro Facebook, Tuenti…, utilizar nuestro correo electrónico, descargar y compartir videos de Youtube, etc., así como conectar dispositivos externos a través de sus puertos (cámaras, discos duros con toda nuestra información…) Y para rematar incluso podemos instalar software en nuestro propio televisor y usarlo como si fuera un ordenador.
Ya existen App Store (tiendas de programitas con juegos y muchas aplicaciones) para descargarse e instalar programitas en nuestro propio smart televisor. Estas tiendas son propias de cada marca de televisor, como ocurre con los Smartphones. Todos estos televisores tienen una interface fácil e intuitiva de manejar, que hacen que sean muy sencillo su uso y con su propio sistema operativo. Además las pantallas de estos televisores son de última generación LCD o LED.
¿Con qué resultados? Con estas smart TV podrá comprobar que los anuncios que reciba estarán directamente vinculados con los programas de televisión que acababa seleccionar para ver. Como refleja el artículo de El Mundo del pasado domingo, 1 de diciembre, “(…) si bien los consumidores en ocasiones no son conscientes de ello, la mayoría de smart TV están programados para conocer los gustos del usuario, lo que permite enviar publicidad personalizada -como ocurre con Gmail, sin ir más lejos-, y a los anunciantes seleccionar dónde colocar sus spots.”
Pero el caso que relata el periódico, va más allá “La tele no sólo enviaba información sobre los programas, relata Jason Huntley, consultor informático, sino también sobre los vídeos de su colección particular que había visionado durante horas, en los que aparecían, entre otros, su mujer y sus hijos. Y lo hacía incluso cuando la opción de compartir datos estaba desactivada.”
Claudio Caracciolo, consultor en seguridad informática, advierte de que “la información obtenida es suficiente para identificar a personas, y cree, además, que abre la puerta al espionaje masivo”, La marca de la TV sólo tiene que mirar la factura de compra de ese dispositivo en concreto para saber quién ha visto qué».”
“Según Javier López Tazón, redactor jefe de Ariadna, suplemento tecnológico de El Mundo, «Las teles inteligentes, con conexión a Internet, creación de perfiles y demás están entrenadas para conocer los gustos del usuario y, de esta forma, ofrecerle lo que él quiere. En principio, todas las teles inteligentes están preparadas para extraer y utilizar datos sobre las preferencias de los usuarios, así que, en ese nivel, es fácil que suceda con otros fabricantes». Y si recopilan el nombre de los archivos de discos duros o dispositivos USB, no hay nada que impida que envíen también los contenidos, los vídeos, las fotos o los ficheros, añade Caracciolo”
«Podemos hacer un poco de ciencia ficción: Cámaras de vídeo que se activan solas. Esto, lejos de ser ciencia ficción, ya ha ocurrido, y recientemente se ha demostrado que es posible acceder a las cámaras de vídeo de las smart TV y espiar a los usuarios desde sus propias casas. Lo comprobó Kurt Sammberger, experto de la firma de seguridad informática Mocana, quien recibió el encargo de un fabricante de televisores de realizar tests de penetración en sus dispositivos. Los resultados no debieron complacerle en absoluto: «No sólo podíamos ver lo que esa persona estaba viendo, sino que instalamos un spyware –software de espionaje–que nos permitió observar a través de la cámara de su televisión sin que se iluminara la luz de encendido».
En fin, esto es únicamente de aquello que nos enteramos, lo que trasciendo al “gran público” que somos nosotros. Pero ni idea de dónde habremos llegado con lo que no conocemos aún. Creo que las películas de ciencia ficción se han quedado cortas. O eso, o soy un “conspiranoico”. Pero por si acaso, recuerda, sentado modositamente en el sofá, bien vestido y peinado y con las manos quietas. Y por favor, ¡¡recuerda si has puesto una smart TV en tu dormitorio!!