Esta fuerte polémica en la Web alrededor de la red social de fotografías Instagram, propiedad de Facebook, surgió el pasado lunes 17 de Diciembre cuando anunció los nuevos términos de uso de la red en los que se especificaba que si acepta las nuevas condiciones, el usuario está de acuerdo en que cualquier empresa puede pagarle a Instagram por utilizar su nombre de usuario o imágenes, sin recibir nada a cambio. Esto significa que la red social podría convertirse, en el mayor book de fotografías comerciales del mundo.
Como consecuencia hubo todo tipo de protestas en redes sociales, la web y se iniciaron movimientos para boicotear al servicio. Horas más tarde Instagram salió a decir que los habían «malinterpretado», que habían escrito mal el borrador y que lo cambiarían nuevamente negando, además, que quisieran vender imágenes de sus usuarios. ¿Pero… entonces que pretendían?
Es difícil creerse que estas grandes compañías tengan errores de expresión o den pasos sin pensar, por lo que es inevitable pensar que quizá lo hagan para poner a prueba al usuario, para saber hasta dónde pueden llegar sin provocar una revolución. Quizá fue realmente una equivocación, como ellos dicen, porque ahí hay un efecto contraproducente para la red social, ya que pierde prestigio y la confianza de sus usuarios.
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Efectivamente, un globo sonda para medir hasta donde pueden robar… porque al final siempre se trata de lo mismo.. enriquecerse a costa de lo que sea.