Me gustaría aclarar que los conocimientos de informática del que escribe esta entrada se reducen a manejar un par de programas de diseño, un procesador de textos y algún navegador. Así que pido disculpas por anticipado ante las inexactitudes que se pudieran detectar al explicar qué es Arduino.
Para los profanos como yo, Arduino consiste en una placa de circuito electrónico que consta de un microprocesador, y unos puertos de entrada y salida, del tamaño de una caja de cigarrillos, que se puede adquirir en internet por unos 20 euros.
¿Y qué tiene de interés?
Básicamente la plataforma Arduino es open-hardware, esto quiere decir que su distribución es libre y se puede utilizar para cualquier proyecto sin pagar ningún tipo de licencia, patente o derecho.
Una vez hemos adquirido el circuito, lo que debemos hacer es programarlo para que haga cosas, desde encender un led hasta configurarlo como una alarma que nos envía una foto del supuesto intruso a nuestro teléfono móvil. Porque el aparato puede funcionar de forma autónoma o conectado a un ordenador. Hay quien incluso con varios Arduinos fabrica impresoras con las que se podría reproducir en plástico casi cualquier objeto tridimensional, pero hablaremos de impresoras 3D en otra ocasión.
Es decir, que además de programarlo, le añadiríamos aquellos elementos necesarios para nuestro propósito: desde un simple led, altavoz, teléfono, cámara, receptor GPS, Wi-Fi, válvula solenoide, hasta un medidor de radiactividad (útil tras el desastre de Fukushima). Todo a la carta.
Y lo mejor es que no necesitamos saber programación para empezar a trastear, ya que ha sido concebido como un sistema abierto a todos los públicos –open source– que crece con las aportaciones de los usuarios y que además es compatible con todos los sistemas operativos. El Hágalo usted mismo más tecnológico que conozco, aunque aún no he comprobado si es tan fácil como lo pintan.
Mucho más que un artilugio para geeks.
Arduino fue concebido en el Instituto de Diseño Interactivo Ivrea (Italia) en 2005 como una herramienta de aprendizaje para los alumnos. Enseguida detectaron el potencial que tendría para el gran público si lograban hacerlo accesible. Y lo consiguieron. Sus aplicaciones no se limitan a crear pequeños robots, gadgets o juguetes en encuentros geek: la red está plagada de proyectos en el campo de las artes plásticas, música, moda, eventos, decoración, seguridad vial, agricultura, etc. Así que la comunidad de usuarios, que a menudo poco tienen que ver con la tecnología, está haciendo de una placa de circuito electrónico, un sistema que crece cada día con nuevas aplicaciones.
Crear, compartir, trabajar en equipo, poner proyectos en práctica, aprender y crecer. Suena bien, ¿no?
Arduino The Documentary (2010) Spanish HD from gnd on Vimeo.
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