Globalización. Y crisis. Dos palabras que estamos cansados de oír. Se repiten hasta la saciedad casi siempre en un ámbito desagradable, hostil, deprimente. Y así es.
Sin embargo, hay excepciones. Hace unos meses topé con una pequeña empresa, dedicada, en términos generales, a la consultoría y desarrollos informáticos, para quien estos amenazantes términos no han constituido una debacle si no un desafío, al que han sabido plantarle cara, y obtener unos resultados sorprendentes.
No me refiero a resultados económicos espectaculares, pues su propio tamaño le hace moverse en unas cifras modestas. Pero positivas. Y lo más positivo de todo es el “cómo” lo ha hecho.
En lugar de arrugarse, esta empresa desarrolló un software propio, Content SORT © , que le ha permitido competir, en un mercado brutalmente agresivo, con éxito. Es un software que si llega a ser desarrollado por un chaval norteamericano en el garaje de su casa, ahora sería mundialmente famoso y valdría en Wall Street unas cifras mareantes.
Pero no acaba ahí la cosa. Decidieron que si el mercado nacional no estaba lo suficientemente animado, pues no habría más remedio que “exportar”, tal y como exporta una empresa informática, con desarrollos realizados para clientes internacionales: una enorme tienda online para un cliente francés, un desarrollo interno (cumpliendo los increíblemente exigentes parámetros de seguridad) para un banco de una de la más activas ex repúblicas soviéticas, una web financiera realmente compleja para una sociedad de activos radicada en un paraíso fiscal, la página oficial de nuestro cantante más internacional radicado en Miami…
Son sólo algunos ejemplos. Pequeños, sí, pero sin complejos. El tamaño (en la red) no importa, y lo que convence son los resultados. Y cuando estos se consiguen y se mantiene a un cliente satisfecho que se convierte en prospector a su vez… parece ser que se está en el buen camino.
Y encima no paran. Su producto es bueno, y lo saben. Content SORT © funciona y han alcanzado acuerdos con distribuidores oficiales de su producto en Francia, Alemania, USA, Argentina… que lo van dando a conocer, y realizando desarrollos con empresas locales de cada país.
Porque si tienes un buen producto, y no tienes complejos, la maldita crisis y la temida globalización no son sino oportunidades para comerte el mundo. O al menos, darle un buen mordisco.